La creatividad empieza a brillar de verdad con el juego simbólico: los peques utilizan juguetes para simbolizar otros conceptos (como una muñeca con su casita simbolizando su familia) o les asignan funciones imposibles (como dar a su muñeco una taza para que la sostenga) y potencian su imaginación.

También pueden asignarle su función real, en cuyo caso la imaginación se desarrolla también por el contexto: por ejemplo, un niño usa un teléfono para llamar a sus abuelitos y se imagina una conversación con ellos.

En los niños pequeños, el juego simbólico suele ser un precursor del desarrollo del lenguaje y del uso de los números, según recientes investigaciones. La explicación es que cuando usamos letras o números, lo que hacemos en realidad es usar unos símbolos que representan una realidad que queremos transmitir. Por tanto, cuando los niños se divierten con juegos simbólicos, están desarrollando su capacidad de relacionar conceptos, que luego les servirá en Lengua, Matemáticas, etc. Y no solo en el colegio, sino en su vida diaria y en su forma de relacionarse con otras personas.

Este tipo de juego es importante para el desarrollo cognitivo de los niños. Les permite experimentar con diferentes roles y escenarios. También les ayuda a comprender y expresar sus emociones.
La mayoría de los niños comienzan a participar en el juego simbólico alrededor de los 18 meses de edad. A los 3 ó 4 años, la mayoría de los niños utilizan el juego simbólico en su vida cotidiana.

Hay cuatro tipos principales de juego simbólico:

1. Sustitución de objetos: Es cuando los niños utilizan un objeto para representar otro. Por ejemplo, utilizar un bloque para representar un coche.
2. Funcionalidad de los objetos: Es cuando los niños utilizan los objetos de una forma que no es la habitual. Por ejemplo, utilizar una cuchara como teléfono.
3. Juego de roles: Es cuando los niños asumen el papel de otra persona o animal. Por ejemplo, fingiendo ser un médico o un perrito.
4. Imaginar: Es cuando los niños crean mundos y escenarios imaginarios. Por ejemplo, fingiendo ser una princesa o construyendo un fuerte con mantas.

Todos los niños practican los cuatro tipos de juego simbólico, aunque no aparecen a la vez. Cada tipo comienza en distintos momentos de su desarrollo y una vez que empieza, no dejan de usarlo.

El juego simbólico tiene muchos beneficios. Ayuda a los niños a desarrollar su imaginación, su creatividad y su capacidad para resolver problemas. También les ayuda a comprender y expresar sus emociones.

Si te preocupa que tu hijo no participe en el juego simbólico, habla con tu médico. Los niños se desarrollan y aprenden de muchas maneras diferentes. Algunos niños pueden tardar más que otros en participar en el juego simbólico. Esto es perfectamente normal.